martes, 29 de enero de 2013

El CouchSurfing

Nos encontramos en una época en la que la imaginación y la creatividad priman sobre cualquier otro valor que nos hayan inculcado desde niños. Ni siquiera ya es suficiente la llamada cultura del esfuerzo. No basta con querer. Hace falta querer, saber y crear. Pero es que además me atrevería a decir que por encima de la creatividad y la imaginación, se encuentra el renacer de valores como la educación, la colaboración, la solidaridad y el respeto hacia los demás, como base para desarrollar esa creatividad e imaginación.
En torno a este cocktail de cualidades humanas nace el CouchSurfing. El CouchSurfing es un sistema de intercambio de alojamientos o de "sofás" (couch en inglés es sofá) entre personas que no se conocen previamente, y que han contactado a través de la web www.couchsurfing.org. Sí, suena sorprendente, pero no es menos sorprendente el dato de que casi 5 millones de personas de todo el mundo están dispuestas a ofrecer alojamiento gratuito a personas desconocidas.
Los usuarios se dan de alta de forma gratuita y crean un perfil donde ofrecer un sofá o una habitación también de forma gratuita, a cambio de que el anfitrión pueda beneficiarse en el futuro instalándose en otra habitación o sofá.



 
Pero, ¿cómo surge el CouchSurfing?. El nacimiento del CouchSurfing es un gran ejemplo de que para conseguir las cosas, primero hay que pedirlas. Y es que Casey Fenton, CEO de esta organización, era un joven americano con billetes baratos para viajar a Islandia, pero sin muchas ganas de gastarse dinero en la estancia en hoteles de turistas.





 
Se cuenta que consiguió recopilar a través de foros de internet 1.500 direcciones de correo electrónico (da que pensar este dato desde el punto de vista de la privacidad), y que se dirigió a todas ellas explicando su situación. Parece que la acogida fue sorprendentemente positiva, lo que se tradujo para Casey Fenton en una vacaciones maravillosas y baratas.
Claro, Fenton se dio cuenta del potencial que tenía esta ola de solidaridad islandesa, y comenzó a programar una web donde cualquiera que se encontrase en su situación pudiese también conseguir unas fantásticas vacaciones a un bajo coste. Al cabo de tres años, culminó su proyecto.
Inicialmente fue utilizado por surfistas australianos y norteamericanos en busca de las mejores olas al menor coste posible. Es decir, personas con la misma afición que idearon un sistema mediante el que un surfista se alojaba en la vivienda de otro, el cual como anfitrion, no sólo le enseñaba las olas locales, sino que además le introducía en la cultura local, con todos los beneficios que para cualquier viajero tiene, con independiencia de que el motivo principal de su viaje sean las olas.

No es de extrañar para nada que el lanzamiento del proyecto tuviera tan buena acogida entre los surfistas, dado el perfil que suele reunir este colectivo, y que no es otro que el de personas aventureras, viajeras, abiertas, y dispuestas a asumir ciertos riesgos con tal de poder probar olas nuevas y de reconocido prestigio. Por no hablar de la posibilidad de que un couchsurfer anfitrion le descubra aquellas olas que nadie conoce salvo los propios locales.
Y es aquí donde hay que destacar la idea del Couchsurfing. No quedan lejos los tiempos en los que el localismo radical que imperó (y sigue imperando) en ciertas zonas del planeta puso en peligro uno de los mayores logros del surf: superar las fronteras de tu ola local, y viajar a conocer aquellas otras que están fuera de tu zona. El localismo radical estaba (y está) basado en la técnica de la intimidación como método de protección de una supuesta saturación de los spots. Los surfistas locales veían amenazada la tranquilidad de la que disfrutaban, ante una posible avalancha de surfistas extranjeros (o simplemente de otra región).

En los años 80 y 90 la mayoría de los surfistas apenas practicaban su deporte en su playa local, y al que se atrevía a visitarla siendo de "fuera" se le podía llegar a amenazar mediante insultos, gritos, mofas, y en función de su reacción, agresiones físicas o daños materiales en su vehículo. Bastaba con ejecutar un par de acciones de este tipo, para que determinadas zonas se ganaran una fama de peligrosa o conflictiva, con lo que los surfista locales conseguían su objetivo: que la playa sólo estuviese disponible para ellos.
 
Pero esta tendencia en la última década ha ido evolucionando hacia todo lo contrario. Sin duda la culpa de ello, una vez más, la tiene internet. La red ha sido clave para que la mentalidad de estos surfistas fuese cambiando, ya que lo que hasta entonces les llegaba por las escasas revistas especializadas que existían, ahora lo disponían de forma instantánea en su PC. Me refiero a la información escrita y visual más completa sobre la calidad de los spots que hay por todo el planeta. Es decir, se dieron cuenta de la gran cantidad y calidad de olas que hay más allá de sus fronteras, y que no estaría mal probarlas.
Claro, para probarlas tenían que informarse de que previamente no fueran sitios conflictivos, y es ahí donde se dan cuenta de que, si quieren disfrutar de otras olas, ellos también debía dejar disfrutar a los demás de las suyas.
 
 
Esta evolución en la mentalidad del surfista parece que llega a su punto más social con el CouchSurfing, donde el surfista local ya no sólo le permita surfear en su playa, sino que incluso le da hospedaje gratuito.

Y al margen del número de usuarios que haya en www.couchsurfing.org, que siempre se puede cuestionar por aquello de la duda de si están activos o no, lo que fue innegable es que la prestigiosa revista TIME, en el año 2009, incluyó a la web entre las 50 mejores del mundo.
Pero, ¿qué es exactamente el couchsurfing?
El CouchSurfing es un intecambio cultural entre dos personas que no se conocen: el que aloja y el que surfea. Y es cultural porque el surfer no se limita a dormir y surfear. No es un sistema basado en el "quiero ir a la playa a surfear, y busco un lugar para dormir". El surfista debe de entender que cuando va a un destino, hay mucho que dscubrir. Es una manera de descubrir un destino de la mano de una persona local, y vivir experiencias que no viviría un turista convencional.
 
 
No obstante, todo principiante en el couchsurfing debe de conocer lo siguiente:

1) Tanto si te vas a hospedar como si vas a ser hospedado, la dedicación puesta en llenar un perfil dice mucho de las personas. Podemos sacar muchas conclusiones si lo leemos bien. ¿Le abrirías las puertas de tu casa a alguien quien es, según su descripción personal, simplemente ´´un chico gracioso, honesto…un chico tan bueno"

2) Usar las opciones de Seguridad de Couchsurfing

No necesariamente un “usuario verificado" es una garantía de seguridad, pero definitivamente es un indicio. Al igual que con los perfiles, denota un interés en ser parte de la comunidad y una inversión de tiempo y esfuerzo, por lo tanto debe ser tomado siempre como una ventaja.

3) No aceptar couchsurfers con perfiles recién creados ni de personas que ya están en tu ciudad.
Te llega una solicitud de couch y te das cuenta que la persona creó su perfil el día anterior y que lo hizo desde la misma ciudad en la que vives. Mal síntoma.

4) Dar o no dar las llaves de tu casa.

Es una decisión muy personal. Inicialmente no se recomienda. Si la persona se gana la confianza, puede ser.

5) Couchsurfers sin referencias.
Es difícil recomendar tajantemente no hospedar a miembros que no tienen referencias. Definitivamente todos han tenido que empezar de cero en algún momento. Ahora, siempre existe la opción de encontrarnos con la persona en un café antes de aceptar hospedarla o hacerle preguntas por teléfono.
6) Pedir identificación a los huéspedes.
Siempre exige algún tipo de identificación a tus huéspedes. Que te demuestren que tienen un pasaporte con su nombre y nacionalidad. Después de todo, estas dejando entrar a un completo extraño a tu casa, es lo mínimo que puedes pedir.
7) Ser sincero, decir lo que piensas.
Sobre todo con lo que no te gusta. Si un huésped te ensucia el baño, díselo. Si no está permitido fumar en tu casa, díselo. Si acabas de llegar a una casa y no estás cómodo, simplemente díselo a tu anfitrión y vete. Nunca hagas nada de lo que no estés cien por ciento seguro.

8) No buscar y no ofrecer solamente alojamiento gratis.
Obviamente, todos quieren siempre ahorrarse algo en los viajes. Couchsurfing es una buena alternativa, pero no debe ser nuestra única motivación. Siempre busca ofrecer algo a cambio, y sobre todo busca la experiencia local.

9) Poner límites claros.
Es tu casa y tú eres el anfitrión, estás en tu pleno derecho de poner los límites que creas convenientes. Si no quieres que vayan a cierta parte de tu casa, si no se puede tirar papeles al wáter, si no quieres que cocinen, si no quieres que hagan ruido a cierta hora. Tú pones los límites en tu casa, pero que sean claros para que todos estén cómodos.

Y es que resulta fundamental seguir todas estas recomendaciones, porque siempre existirá el riesgo de que tu experiencia se convierta en una pesadilla como le pasó a esta chica de Hong Kong que desgraciadamente fue violada por un huesped en Leeds, a pesar de que ella ya contaba con cierta experiencia en el Couchsurfing.

En España la zona más solicitada es Barcelona. En 2011 tenía 19.903, y en el 2012 ha crecido hasta 32.747 (a fecha 20 de agosto del 2012). Y es que en plena temporada turística Barcelona se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los couchsurfers.

Por destinos, la ciudad con más couchsurfers del planeta es Nueva York (106.621), seguida de París (83.835), Londres (72.179), Berlín (62.379) y Estambul (52.332). En España hay más 153.000 miembros, el sexto país más numeroso, y Barcelona es la ciudad española con más couchsurfers, la octava del mundo.

¿Y Canarias? pues de momento no ha habido un desarrollo organizado del proyecto en las islas, pero su innegable potencial turístico, así como el carácter abierto de sus habitantes, no hacen descartable una posible evolución postiva del proyecto en las islas. Aunque como siempre, serán los surfistas de fuera los primeros en romper el hielo.
La multitud de actividades que se pueden realizar en las islas podrían conllevar incluso un coachsurfing interislas. ¿A qué surfista tinerfeño no le gusta escaparse a coger olas a Lanzarote o Fuerteventura? ¿Y viceversa? ¿Y a Gran Canaria? ¿Por qué no reducir los costes de estas aventuras en un 50% gracias a la hospitalidad del Canario o extranjero afincado? ¿Por qué pensar siempre que nos va a pasar algo malo, y no pensamos que conoceremos nuevas personas y practicaremos nuestro hobbie favorito de una manera más económica?
¿Y por qué no crear una app de CouchSurfing Canarias? En el mundo del surf de Canarias nos terminaríamos conociendo todos, y enseguida se sabría quien es un buen couchsurfer y quien no.
Y en Canarias no hace falta acotarlo a surfistas.¿Cuántas personas quieren venir en Carnavales y no encuentran alojamiento? ¿Y a otras fiestas de reconocido prestigio de otras islas donde tampoco hay plazas, o las que quedan son las más caras? ¿O eventos concretos como conciertos o encuentros deportivos?. ¿Cuál es la alternativa cuando no encuentras plaza?
El Couchsurfing podría ser una de ellas.
Es un modelo que no va a generar empleo directo, pero el flujo de turistas con dinero sobrante por el ahorro del alojamiento podría generar ingresos que de ningún otro modo se generaría.
Incluso de forma indirecta también puede generar actividad económica, ya que es otra forma de colaboración entre emprendedores. Siguiendo el ejemplo el coworking, la idea de que varios emprendedores compartan un mismo espacio de trabajo, el couchsurfing establece relaciones de ayuda entre emprendedores, en este caso, a la hora de viajar.
Uno de los principales problemas de los emprendedores suele ser la falta de financiación para costearse, por ejemplo, grandes campañas publicitarias para su empresa o viajes para internacionalizar el producto o contactar, personalmente, con proveedores, inversores u otros emprendedores.
Para satisfacer esta necesidad está el también el CouchSurfing. Este método, pone en contacto emprendedores de la ciudad de destino. De este modo se consigue:
1. Ahorrar en el coste de la estancia en el lugar de destino.
2. Conocer a alguien que nos oriente por la ciudad y que nos presente a otros emprendedores (ampliar la agenda de contactos nunca está de más)
Las redes sociales son un nuevo escenario para comenzar relaciones de todo tipo y, por supuesto, a alguien no se le ha escapado la idea de crear una plataforma para poner en contacto a los couchsurfers emprendedores. Un ejemplo es startup stay.
 

 
Para crear un perfil debes solicitar una invitación, ya que hay que demostrar que somos emprendedores para formar parte de esta Red. ¿Lo que viene después? Viajar, conocer nuevos emprendedores, ampliar nuestros horizontes y, lo más importante, expandir la nueva idea de negocio.
La versión de desarrollo de esta plataforma estaba disponible a finales de mayo de 2012, apenas tres meses después, Startup Stay ya contaba con 3.000 miembros en todo el mundo.
Ni que decir tiene que, con lo costoso que puede ser para un emprendedor venir a Canarias, el ahorro de la estancia también podría suponer un acicate para superar esas barrera de la distancia entre la península y el archipiélago.
En definitiva, con el CouchSurfing se construye una comunidad global. El alojamiento gratuito ayuda a romper barreras en tiempos de crisis económica, preocupándonos mas en conocer gente y vivir experiencias con ellas.
Sin duda es todo un logro que en una sociedad que parecía perdida en cuanto valores morales, resurja la socialización de las personas como método para salir adelante, ayudándose unos a otros, y no pisoteándose.
Steven Pinker, prestigioso psicólogo de la Universidad de Harvard, y a través de este artículo de Eduardo Punset, sostiene la teoría de que los niveles de violencia se están reduciendo de forma notable, dando lugar a que el círculo familiar reducido en donde practicábamos el altruismo, se vaya poco a poco ampliando. Es decir, vivimos en un mundo cada vez más empático, donde los que defienden y practican la violencia están abocados al fracaso, triunfando en cambio fenómenos sociales opuestos como el CouchSurfing.







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